Sarah Brightman conquistó la Arena CDMX con la grandeza de A Starlight Symphony ✨
Por Mayela Avendaño
La artista con una de las voces más prodigiosas de los últimos años, Sarah Brightman, llegó a la Arena CDMX el pasado 22 de octubre.

Foto: Moises Arellano
Con la perfecta atmósfera de una noche de sábado de octubre, la afluencia arribaba al importante recinto con las ganas de disfrutar de uno de los imperdibles shows de la multifacética artista inglesa, el cual siempre logra superar toda expectativa de sus seguidores.
Con casa llena, la emoción y nerviosismo se percibían en el ambiente, desatando la euforia cuando los primeros integrantes de la orquesta tomaban lugar en el escenario.
Tras un par de minutos de espera, en medio de suave fondo musical, luces que creaban un misticismo único y velas que daban el toque perfecto para el espectáculo, la icónica interprete apareció en escena con un impresionante vestido rojo, bajo el estruendo de las voces que acogían el lugar y las primeras notas de su éxito Fleurs Du Mal, el cual encendió los motores de un momento a otro para iniciar el mágico recital.
Con las primeras palabras de la noche en las que expresaba la alegría que sentía por estar en México de nueva cuenta y dar la bienvenida a la asistencia con su humildad característica, Sarah continuó con la impresionante velada.
«Bienvenidos a «A Starlight Symphony«» comentó.

Foto: Moises Arellano
Junto con una selección potente de su mejor repertorio, en el recinto se podían disfrutar temas como Dust In The Wind, Hijo De La Luna, Fly To Paradise y El Fantasma De La Ópera, los cuales hicieron enloquecer a todos por la carga emocional y la inigualable voz de la talentosa soprano.
Los invitados no faltaron, y con la participación de grandes personalidades como el extraordinario tenor américano Jay Dref, el talentoso pianista japonés Yoshiki y la excepcional voz del también soprano Narcis, la noche se llenó de talento y emociones que daban toques de dopamina que nos recorrían de los pies a la cabeza gracias a sus grandes dones musicales.
Los minutos transcurrían y con la emotividad de la bella melodía de What A Wonderful World, la audiencia iluminó la sala con sus dispositivos, dándole así el plus perfecto a este inolvidable momento.
Inevitablemente todo lo que inicia tiene su final, y pese a que ningún alma del lugar quería decir adiós, con su dulzura y tras dos horas de show, Brightman empezaba a prepararnos con la hermosa interpretación de Time To Say Goodbye, para culminar así la velada con la melodía inmortal del Ave María, haciéndonos vivir no sólo un concierto más, sino toda una experiencia religiosa con una sinfonía a la luz de las estrellas.

Foto: Moises Arellano